Este ha sido un año de centenarios musiqueros. Ayer fue el de Sinatra. Ahí va una que cantamos en un taller de standards en un centro cívico barcelonés, creo que este año: qué lejos me queda.
Otra que cantamos en el taller de standards a más de ocho mil kilómetros, en versión de otra centenaria de este año.
Otro centenario del mundo del jazz: Billy Strayhorn, el que hizo algunos de los temas hipermegasuperconocidos de Duke Ellington.
La semana que viene será el centenario de Édith Piaf, una de cuyas canciones canté en el aún más lejano taller de canto e interpretación, y como la he puesto, pongo una canción que, aunque famosa, no es ninguna de las dos hipermegasuperconocidas de la Piaf.
Hablando de canciones de París, este año cumple centenario Memphis Slim. Aquí un tres en uno desde París, donde se incluye la canción parisién.
Canción parisién que compuso con Willie Dixon, otro que también cumple cien años. Willie Dixon compuso muchos famosísimos blues: por ejemplo, este, uno de varios que hizo para Muddy Waters...
...que inspiró (o digamos que "más que inspiró": Dixon ganó el juicio) un hipermegasuperconocido tema cuyo hipermegasuperconocido riff...
...fue tocado con una guitarra Gibson Les Paul. Este Les Paul de las guitarras eléctricas (que tuvo sus más y sus menos con la Gibson), también cumple cien años este año. Además de hacer guitarras, tocaba. Ahí va un hipermegasuperconocido tema del lado de acá, aunque no en su versión.
En el lado de acá también hay centenarios. Uno, Abel Ferreira, el clarinetista y compositor de chorinho.
Otra, Aurora Miranda, la hermana de Carmen, famosa por el hipermegasuperconocido himno de la ciudad olímpica 2016.
Un par de centenarios del lado de acá pero en español: el compositor y cantor de tango Carlos Acuña...
...y el cómico Pepe Iglesias "El Zorro", que hizo una canción hipermegasuperconocida con versión de Hidrogenesse cien años después del nacimiento del autor:
Y para terminar, una sorpresa: me acabo de enterar de que el musicólogo Alan Lomax, el mismo que nos dio a Leadbelly y que también cumple cien años, hizo grabaciones en España. Aquí una muñeira.
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domingo, 13 de diciembre de 2015
Centenarios de este año
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miércoles, 22 de octubre de 2014
Vivo cantando, hey
Pues sí: ando en el trimestre más cantarín de mi existencia, con un taller de standards de jazz en un centro cívico...
...(donde hay una chica que canta los standards como si fueran copla y queda más coplera que la Pasión Vega, que es coplera y ha cantado standards)...
...además de andar con repertorio navideño desde el verano, cosas que pasan con esto de los coros. Esta la canto con el de barbershop.
También ando en plena temporada de ensayos del Mesías, en principio con unos cien "nuevos" como yo, a los que se añadirán los "antiguos" en el próximo ensayo. Vaya con los nuevos: se saben la partitura mejor que Händel, o eso parece. Y resulta que nuevos, nuevos, lo que se dice nuevos, no son: hay una que lleva 15 años cantando el Mesías, por ejemplo.
Con el Mesías he llegado a la conclusión de que soy una friki musical (una vez más). Un par de indicios de frikismo musical:
a) Si, estando en el autobús municipal, oyes la señal que precede al anuncio de la próxima parada, dos notas en Barcelona, y lo primero que te viene a la cabeza es responder "goodwill". (Lo mismo me pasó en el supermercado en la época en que estudiaba solfeo para principiantes: oigo la señal que precede a lo de "señorita Jessica, acuda a caja, por favor", tres notas en el supermercado en cuestión, y lo primero que me viene es cantar eso de "do, mi, sooooool").
b) Si, estando en plena labor doméstica, abres una cremallera y el ras-ras de la misma cremallera al abrirse te recuerda el inicio del "Surely He Hath Borne Our Griefs". (Esto que viene no es un Mesías navideño, para variar.)
Un tercero sin relación especial con el Mesías, c) Si todo en la vida se te convierte en una canción, parafraseando el "La la la" que popularizó Massiel. Los hay mucho más exagerados que yo; por ejemplo, un madrileño que yo me sé. Esta de los Smiths (ya que el vegano antitaurino con pretensiones de autor-clásico-Penguin que allí cantaba vuelve a ser noticia) se la he oído varias veces.
Y acabo recordando a Mark Bell, un chico que produjo varios discos de Björk, con unos cuantos temas muy cantarines como este, y que falleció recientemente a los 43 años, muy joven.
...(donde hay una chica que canta los standards como si fueran copla y queda más coplera que la Pasión Vega, que es coplera y ha cantado standards)...
...además de andar con repertorio navideño desde el verano, cosas que pasan con esto de los coros. Esta la canto con el de barbershop.
También ando en plena temporada de ensayos del Mesías, en principio con unos cien "nuevos" como yo, a los que se añadirán los "antiguos" en el próximo ensayo. Vaya con los nuevos: se saben la partitura mejor que Händel, o eso parece. Y resulta que nuevos, nuevos, lo que se dice nuevos, no son: hay una que lleva 15 años cantando el Mesías, por ejemplo.
Con el Mesías he llegado a la conclusión de que soy una friki musical (una vez más). Un par de indicios de frikismo musical:
a) Si, estando en el autobús municipal, oyes la señal que precede al anuncio de la próxima parada, dos notas en Barcelona, y lo primero que te viene a la cabeza es responder "goodwill". (Lo mismo me pasó en el supermercado en la época en que estudiaba solfeo para principiantes: oigo la señal que precede a lo de "señorita Jessica, acuda a caja, por favor", tres notas en el supermercado en cuestión, y lo primero que me viene es cantar eso de "do, mi, sooooool").
b) Si, estando en plena labor doméstica, abres una cremallera y el ras-ras de la misma cremallera al abrirse te recuerda el inicio del "Surely He Hath Borne Our Griefs". (Esto que viene no es un Mesías navideño, para variar.)
Un tercero sin relación especial con el Mesías, c) Si todo en la vida se te convierte en una canción, parafraseando el "La la la" que popularizó Massiel. Los hay mucho más exagerados que yo; por ejemplo, un madrileño que yo me sé. Esta de los Smiths (ya que el vegano antitaurino con pretensiones de autor-clásico-Penguin que allí cantaba vuelve a ser noticia) se la he oído varias veces.
Y acabo recordando a Mark Bell, un chico que produjo varios discos de Björk, con unos cuantos temas muy cantarines como este, y que falleció recientemente a los 43 años, muy joven.
jueves, 20 de marzo de 2014
¡Es primavera!
(I love Paris in the springtime... los pobres parisienses se están comiendo más contaminación que los barceloneses, y ya es decir...)
Y en esto vuelve la Joana con otra canción de Serrat ad hoc. Con la fecha de hoy y todo.
La primavera ha venido, y Luis Mariano sabía por qué ha sido...
...así como Rocío Dúrcal.
Y ya la puesto pero nevermind. Seguimos con el tema estacional de hoy: spring is here again, reproductive glands. En esta versión aún anda Chad: Dave no había entrado.
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viernes, 21 de junio de 2013
De pollos y azulejos
Al final no he tenido pollos de gaviota enfrente: estaban incubando cuando de repente, zas, que no hay ni gaviotas ni nido. Han echado un repelente de gaviotas o algo así, pero este año no hay gaviotas encima de los vecinos de enfrente. Me alegro por ellos, aunque mi vista desde la ventana es menos entretenida.
La caseta de los depósitos de agua del terrado de más allá sigue acogiendo en su propio terrado una familia de gaviotas, pero están bastante más lejos. Alguna que otra vez se ve en la lontananza una silueta de pollo.
Viene a cuento porque el día del Sónar también eché una rapidísima ojeada al diario del día y me encontré con este artículo que habla de la vista, por lo visto más de cerca que la mía, de una familia de gaviotas, también dos pollos, desde el edificio de Radio Barcelona, de la SER, que aloja también varios periódicos del mismo conglomerado empresarial. También me he alegrado por ellos.
Los pollos tenían nombre. El autor del artículo, de El País, los llamaba Juan y Salvador (en alusión a cierto libro petardo de mi generación que ahora se describiría como "de autoayuda"). Los colegas del As los llamaban Marianín y Sorayita (en alusión al logo gaviotil del PP). Las mías eran los Gaviótez. Papá y mamá nunca tuvieron nombre, pero los pollos sí: Pol (de pollo) y Chiqui (de chicken). Nunca llegué a saber quién era quién.
Los pollos de Radio Barcelona, un buen día, volaron.
Y de repente me entra una irrefrenable ansia de caspa: esta fue banda sonora de una película de las del destape. En serio.
A falta de pollos, yo he tenido mi ración de pajaritos como este:
Este pajarito es un ave canora americana de la familia de los tordos que se llama azulejo, en inglés bluebird. Resulta que, de 6 canciones que me he estado estudiando para el coro de barbershop (vino una canción nueva hace poco), te sale el condenado bluebird no en una...
...ni en dos...
...sino ¡en tres! Hay una anécdota del coro: al llegar la palabra "bluebird" en la siguiente canción, una chica coge una escopeta imaginaria y apunta al aire a ver si se carga al bluebird de una vez. Que también deben de estar fritas, con el freaking bluebird.
Y va mi cabeza y me trae otro tema con el pajarito en cuestión (acompañado de gaviotas over the sea, por cierto) en versión del chico que no sólo hizo "La bamba".
Por lo que parece, hay tropecientasmil canciones con la azulada avecilla. Y ya éramos pocos y parió Adam Green una canción con "bluebirds" y "suicide" en el mismo texto.
Probablemente haya muchas más canciones de bluebirds en inglés (americano) que canciones de gaviotas en castellano. Estaba pensando en acabar con la del barco que llamó Libertad, y en sus sueños dibujó gavio-o-tas, na-na-ná, pero creo que voy a optar por otro tema argg, aunque más presentable.
La caseta de los depósitos de agua del terrado de más allá sigue acogiendo en su propio terrado una familia de gaviotas, pero están bastante más lejos. Alguna que otra vez se ve en la lontananza una silueta de pollo.
Viene a cuento porque el día del Sónar también eché una rapidísima ojeada al diario del día y me encontré con este artículo que habla de la vista, por lo visto más de cerca que la mía, de una familia de gaviotas, también dos pollos, desde el edificio de Radio Barcelona, de la SER, que aloja también varios periódicos del mismo conglomerado empresarial. También me he alegrado por ellos.
Los pollos tenían nombre. El autor del artículo, de El País, los llamaba Juan y Salvador (en alusión a cierto libro petardo de mi generación que ahora se describiría como "de autoayuda"). Los colegas del As los llamaban Marianín y Sorayita (en alusión al logo gaviotil del PP). Las mías eran los Gaviótez. Papá y mamá nunca tuvieron nombre, pero los pollos sí: Pol (de pollo) y Chiqui (de chicken). Nunca llegué a saber quién era quién.
Los pollos de Radio Barcelona, un buen día, volaron.
Y de repente me entra una irrefrenable ansia de caspa: esta fue banda sonora de una película de las del destape. En serio.
A falta de pollos, yo he tenido mi ración de pajaritos como este:
Este pajarito es un ave canora americana de la familia de los tordos que se llama azulejo, en inglés bluebird. Resulta que, de 6 canciones que me he estado estudiando para el coro de barbershop (vino una canción nueva hace poco), te sale el condenado bluebird no en una...
...ni en dos...
...sino ¡en tres! Hay una anécdota del coro: al llegar la palabra "bluebird" en la siguiente canción, una chica coge una escopeta imaginaria y apunta al aire a ver si se carga al bluebird de una vez. Que también deben de estar fritas, con el freaking bluebird.
Y va mi cabeza y me trae otro tema con el pajarito en cuestión (acompañado de gaviotas over the sea, por cierto) en versión del chico que no sólo hizo "La bamba".
Por lo que parece, hay tropecientasmil canciones con la azulada avecilla. Y ya éramos pocos y parió Adam Green una canción con "bluebirds" y "suicide" en el mismo texto.
Probablemente haya muchas más canciones de bluebirds en inglés (americano) que canciones de gaviotas en castellano. Estaba pensando en acabar con la del barco que llamó Libertad, y en sus sueños dibujó gavio-o-tas, na-na-ná, pero creo que voy a optar por otro tema argg, aunque más presentable.
miércoles, 19 de junio de 2013
Canciones de adultos para oír con niños
Acabo de ver en la sección de libros de música de La Central del Raval un librito llamado "100 canciones de adultos para oír con niños", donde se listan historietas de niños entre cuyas canciones favoritas están "Friday I'm In Love", "The Robots", "Himno generacional #83"...
...y otras melodías que no son las específicamente para niños que se supone les gustan a los niños, entre las que se incluye el Waka Waka, no exactamente una canción para niños.
Entre las listadas en el libro, está este dúo padre-hija (y primera vez que sale Sinatra en el blog, será posible) que me encantaba cuando una servidora era niña. Eso fue, año más año menos, cuando acababan de salir otros hits personales de entonces como el Lady Madonna, el Pata Pata, el Let's Spend The Night Together, el Gitano Antón, las Flechas del Amor, el Borracho Yo Tururú o La Felicidad Ja-Ja-Ja-Ja.
Lo juro. En serio. Asín de vieja soy. Yo tendría 4 o 5 años.
Entonces, con 4 o 5 años, ni tenía los videoclips de Dora la Explaradora en el móvil ni me entretenían unos divertidos animadores en el hotel de la playa en Mallorca. Entonces tenía lo que había, y lo que había era un mamotreto de aparato de radio y un "transitor" para que mi padre oyera su fútbol en su butaca, y punto pelota. Y lo que oí era básicamente la radio: la radio de casa, la radio de la peluquería: los discos dedicados, generalmente. Si no era la radio, era el hilo musical que ponían entonces en el paseo del Espolón de Burgos. La tele no existía, y cuando al fin apareció en casa el parato Pontiac en blanco y negro años más tarde, me llegaba tanto la "Escala en hi-fi" (recuerdo haber visto, no sé si ahí, a The Mamas and The Papas: en la tele española cuando Franco, lo juro)...
...como el Locomotoro y el Capitán Tan, de donde surgieron canciones para niños tan clásicas como las que me comí de Gaby, Fofó y Miliki unos cuantos años más tarde...
...y me sigo comiendo actualmente con los niños pequeños de mi alrededor. Y esto no es lo peor. Lo peor es el exceso de tontiñoñi infantil que me encuentro actualmente. No sé qué temática se lleva la palma, si el mi amigo Tito que le gusta ir al colegio, o viva la paz en el mundo y el verde en el planeta.
Qué cruz.
Claro que hay música para niños estupenda, como las recopilaciones de música clásica tipo "Clásicos divertidos"; son temas que se prestan a una narrativa que se hagan los propios niños y pueden moverles a adentrarse en la música clásica. Como este, uno de los poquísimos temas de música clásica que me llegaron en mi infancia, y eso a través del programa de discos dedicados; me acabo de acordar de que, oh cielos, la bailé con 11 años o así en una exhibición de la clase de gimnasia en mi cole.
Aparte de eso y la publicidad de la radio (el canon de Pachelbel, por ejemplo), mi primera aproximación de veras a la música clásica fue a los 14 años en clase de música en 1º de BUP (asignatura entonces obligatoria). Me pusieron lo más clásico junto con lo más clásico y al final teníamos que identificarlo (esto es la 5ª de Beethoven, esto es la Incompleta de Schubert, esto es la Primavera de Vivaldi y no la de los Canarios...) Fue la primera vez que aprecié la música clásica. (Por otra parte, ahora corren malos tiempos para la música en la escuela española.) El jazz llegó más tarde: mi primer recuerdo de entender el lenguaje del jazz más allá de como un fa-fa-fá infernal fue en la carrera viendo un concierto de Pharoah Sanders en Salamanca: no precisamente un ejemplo de jazz para principiantes, pero me apasionó. Igualmente, estaba haciendo la carrera: cosas que vienen con la edad... Esto, de 2004, es un estándar para rememorar mi descubrimiento en Salamanca de que el fa-fa-fá se hacía dentro de un orden. Glubs, esto dice algo de mí, supongo...
Volviendo al tema música para niños estupenda, me estoy acordando de una recopilación de la Rough Guide con música africana elegida por niños de 5 a 11 años, ingleses, que para eso la Rough Guide es más inglesa que el Big Ben. Esta del disco es una versión de ese tema tan cumbayá que, claro, también conocía yo de niña, con el wímowe wímowe que engancha a cualquier niño.
Pero en principio, tampoco son canciones para niños.
No podría faltar el álter ego para niños de Adriana Calcanhotto, con un repertorio que incluye desde contemporáneos hasta gente de la generación de su abuela o algo así, como esta marchinha de carnaval (¡ay, Brasil!).
Generalmente, tampoco son canciones para niños, ni el arreglo es "para niños". Por qué la convención de derechos humanos de la ONU no prohibe los arreglos "para niños" de las canciones para niños es algo que me escapa a la imaginación.
Y entre Tito mi amiguito travieso y viva la paz en el planeta, reaparece... ¡la bomba, con su movimiento sexy! Vaya con lo que ponen a los niños...
No es necesario que nos hagan cargar a los niños y a los adultos con la cruz de la música infantil. Los niños aprecian lo mismo que nosotros: incluso lo pueden apreciar más que nosotros. Aquí un ejemplo de canción con la que, según cuenta el opúsculo arriba mencionado, le salió un niño, no sé si 3 años o no recuerdo exactamente, a su mamá: "quiero la de Bailando", dice la criatura, y la mamá alucina pepinos cuando descubre que "no" se refiere a la de Alaska. En el momento donde la letra se hace incómoda, a la mamá se le ocurre cambiar la palabrita incómoda por "relación". Ya se enterará el niño de que la R es en realidad una F a su debido tiempo: cuando sepa lo que es una relación.
PD Me olvidaba de las nanas brasileñas y cubanas: música para niños preciosa, y realmente para niños.
...y otras melodías que no son las específicamente para niños que se supone les gustan a los niños, entre las que se incluye el Waka Waka, no exactamente una canción para niños.
Entre las listadas en el libro, está este dúo padre-hija (y primera vez que sale Sinatra en el blog, será posible) que me encantaba cuando una servidora era niña. Eso fue, año más año menos, cuando acababan de salir otros hits personales de entonces como el Lady Madonna, el Pata Pata, el Let's Spend The Night Together, el Gitano Antón, las Flechas del Amor, el Borracho Yo Tururú o La Felicidad Ja-Ja-Ja-Ja.
Lo juro. En serio. Asín de vieja soy. Yo tendría 4 o 5 años.
Entonces, con 4 o 5 años, ni tenía los videoclips de Dora la Explaradora en el móvil ni me entretenían unos divertidos animadores en el hotel de la playa en Mallorca. Entonces tenía lo que había, y lo que había era un mamotreto de aparato de radio y un "transitor" para que mi padre oyera su fútbol en su butaca, y punto pelota. Y lo que oí era básicamente la radio: la radio de casa, la radio de la peluquería: los discos dedicados, generalmente. Si no era la radio, era el hilo musical que ponían entonces en el paseo del Espolón de Burgos. La tele no existía, y cuando al fin apareció en casa el parato Pontiac en blanco y negro años más tarde, me llegaba tanto la "Escala en hi-fi" (recuerdo haber visto, no sé si ahí, a The Mamas and The Papas: en la tele española cuando Franco, lo juro)...
...como el Locomotoro y el Capitán Tan, de donde surgieron canciones para niños tan clásicas como las que me comí de Gaby, Fofó y Miliki unos cuantos años más tarde...
...y me sigo comiendo actualmente con los niños pequeños de mi alrededor. Y esto no es lo peor. Lo peor es el exceso de tontiñoñi infantil que me encuentro actualmente. No sé qué temática se lleva la palma, si el mi amigo Tito que le gusta ir al colegio, o viva la paz en el mundo y el verde en el planeta.
Qué cruz.
Claro que hay música para niños estupenda, como las recopilaciones de música clásica tipo "Clásicos divertidos"; son temas que se prestan a una narrativa que se hagan los propios niños y pueden moverles a adentrarse en la música clásica. Como este, uno de los poquísimos temas de música clásica que me llegaron en mi infancia, y eso a través del programa de discos dedicados; me acabo de acordar de que, oh cielos, la bailé con 11 años o así en una exhibición de la clase de gimnasia en mi cole.
Aparte de eso y la publicidad de la radio (el canon de Pachelbel, por ejemplo), mi primera aproximación de veras a la música clásica fue a los 14 años en clase de música en 1º de BUP (asignatura entonces obligatoria). Me pusieron lo más clásico junto con lo más clásico y al final teníamos que identificarlo (esto es la 5ª de Beethoven, esto es la Incompleta de Schubert, esto es la Primavera de Vivaldi y no la de los Canarios...) Fue la primera vez que aprecié la música clásica. (Por otra parte, ahora corren malos tiempos para la música en la escuela española.) El jazz llegó más tarde: mi primer recuerdo de entender el lenguaje del jazz más allá de como un fa-fa-fá infernal fue en la carrera viendo un concierto de Pharoah Sanders en Salamanca: no precisamente un ejemplo de jazz para principiantes, pero me apasionó. Igualmente, estaba haciendo la carrera: cosas que vienen con la edad... Esto, de 2004, es un estándar para rememorar mi descubrimiento en Salamanca de que el fa-fa-fá se hacía dentro de un orden. Glubs, esto dice algo de mí, supongo...
Volviendo al tema música para niños estupenda, me estoy acordando de una recopilación de la Rough Guide con música africana elegida por niños de 5 a 11 años, ingleses, que para eso la Rough Guide es más inglesa que el Big Ben. Esta del disco es una versión de ese tema tan cumbayá que, claro, también conocía yo de niña, con el wímowe wímowe que engancha a cualquier niño.
Pero en principio, tampoco son canciones para niños.
No podría faltar el álter ego para niños de Adriana Calcanhotto, con un repertorio que incluye desde contemporáneos hasta gente de la generación de su abuela o algo así, como esta marchinha de carnaval (¡ay, Brasil!).
Generalmente, tampoco son canciones para niños, ni el arreglo es "para niños". Por qué la convención de derechos humanos de la ONU no prohibe los arreglos "para niños" de las canciones para niños es algo que me escapa a la imaginación.
Y entre Tito mi amiguito travieso y viva la paz en el planeta, reaparece... ¡la bomba, con su movimiento sexy! Vaya con lo que ponen a los niños...
No es necesario que nos hagan cargar a los niños y a los adultos con la cruz de la música infantil. Los niños aprecian lo mismo que nosotros: incluso lo pueden apreciar más que nosotros. Aquí un ejemplo de canción con la que, según cuenta el opúsculo arriba mencionado, le salió un niño, no sé si 3 años o no recuerdo exactamente, a su mamá: "quiero la de Bailando", dice la criatura, y la mamá alucina pepinos cuando descubre que "no" se refiere a la de Alaska. En el momento donde la letra se hace incómoda, a la mamá se le ocurre cambiar la palabrita incómoda por "relación". Ya se enterará el niño de que la R es en realidad una F a su debido tiempo: cuando sepa lo que es una relación.
PD Me olvidaba de las nanas brasileñas y cubanas: música para niños preciosa, y realmente para niños.
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