Los cadáveres venden más, como ya se sabe.
Hoy aparece un artículo de Diego Manrique (recalcitrante de mí) sobre el tema, comentando la lista de muertos más rentables según la revista Forbes y el último escándalo en torno al número uno en la lista, que no es otro que el en vida archiendeudado Michael Jackson.
Al cual Michael Jackson le han desenterrado, le han añadido colaboradores como 50 Cent y Lenny Kravitz, y le han hecho publicar un disco. (Aquí anda Dave Grohl a la batería, además.)
Lo que puede la pela, como decía el arcipreste de Hita, y ya llovió desde entonces...
Otro artículo de Diego Manrique de hoy habla de cómo se le presenta lo que vendrá. Comenta que no ha habido más música que ahora, lo cual no tiene por qué ser enriquecedor: la producción se desborda, el mundial de Sudáfrica sólo trajo la vuvuzela, las nuevas tendencias desaparecen antes de asomar la patita al mainstream, las escenas de México y Argentina se limitan a lo que llama "la tontuna indie"; al final se acaba reciclando (mash-ups, discos de homenaje; grupos de versiones simpáticos que quedan en simpáticos, añado yo: como esta especie de Rocky Sharpe and the Replays de los hits del momento:)
Concluye que la industria sigue siendo necesaria como medio de introducción al público en general: refiriéndose a la "world music", compara la popularización de los sonidos promocionados por productores y discográficas como el kuduro angoleño con la permanencia en el ghetto del baile funk brasileño, promovido por los capos de las favelas.
La industria y el periodismo, diría yo. Pero la industria resulta mala malísima a ojos de los consumidores (industria = multinacionales = ...)
... existe la percepción de que el periodismo está vendido a la industria (= multinacionales = etc.) y la SGAE (el presidente de cuyo consejo de dirección, el ex-Judas-superstar, está forrado) no contribuye a hacerla precisamente simpática. Hoy en día, parecería que ni la Stiff saldría del pub, ni la Island de la islita, ni la Motown de la planta automotriz.
Esto es kuduro. La palabra viene del portugués "cu duro", o como dirían aquellos, shake your booty / a mover la colita...
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