Pasan los Grammys. Voy leyendo artículos: el homenaje a Whitney, Jennifer Hudson cantando la del guardaespaldas (and ay-aaaaaaaaaay, güilolgüeis loviú, uúuúuuúaaay...), los seis Grammys seis de Adele, los padres de Amy recogiendo su Grammy, y Maná y Los Tigres del Norte y Cachao y Dudamel; incluso algún indie despistado se hace eco de los dos Grammys a Bon Iver.
Y, comparativamente hablando, fuera de las publicaciones musicales, poco se ha nombrado uno de los momentos estelares de la gala a pesar de los Maroon 5 que les encasquetó la organización para hacer el popurrí de turno: la reunión de los Beach Boys. Hacen mención de ello la agencia EFE, el ABC y el Time Out en catalán. Y La Razón, pero publica la noticia de la agencia EFE.
Vale, que podrán ser una panda de carcamales cuasi-setentones; pero no me lo explico. Estos son los que hicieron el "Pet Sounds", sin el cual no hubiera habido un "Sgt. Pepper's..."
No sólo influyeron en los Beatles: el punk también tenía su lado beachboy.
Incluso me atrevería a decir que el indie ha mamado mucho Beach Boys.
Considerando la historia de los Beach Boys, las consecuencias de las adicciones galopantes de Brian Wilson sobre su estructura mental, o el que hayan andado a la greña al menos desde el disco imposible que terminó siendo posible el año pasado, que se hayan reunido los miembros originales aún vivos, incluido Brian Wilson, tiene mucho mérito.
Ah, pero los seis Grammys de Adele: empata con Beyoncé en cuanto a récord de Grammys conseguidos por una artista femenina en una sola edición. Parece que lo que se lleva es el efecto vintage. Los Beach Boys no son "efecto", precisamente: son los que eran. The real deal. Aquí en su actuación de los Grammys, con probablemente uno de los temas más ambiciosos a la par que populares de sus 50 años 50 de carrera.
Y un recuerdo para la madre de Whitney, Cissy Houston, que aún vive: qué horrible es perder un hijo.
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