Acaba el Sónar con el mayor récord de asistencia de su historia desde 2002: casi 98.000 personas.
Yo fui forofa del Sónar de Día desde que empecé con el segundo en 1995 (donde encontré por primera vez en mi vida una cosa llamada Internet, con mayúscula entonces, siempre). El último Sónar al que fui fue el del mayor récord de asistencia antes de este, el de Maradona...
...y el del concierto de Lali Puna (alemanes, glubs) (soy recalcitrante con el indie lo-fi cursi a lo Beat Happening: su segundo disco fue parte de mi banda sonora de esa época.)
La combinación CCCB + Macba, hasta reventar. No había quien caminara, no había quien oyera idiomas autóctonos, la cosa resultaba incómoda. Pero el Sónar de Día molaba, probablemente siga molando, con su música rarita y sus exposiciones raritas (entonces, al menos) y su gente rarita y su mercadillo de discos y derivados y sus bolsas de Adidas que a mí me dio mucha utilidad, la del Sónar 2002 color rata con balón de fútbol en el logo. Y sus bailongos, especialmente al final del día.
Fue también la única vez que fui al Sónar de Noche, por ver a Yo La Tengo poner banda sonora a unas películas de animales marinos que hizo el francés Jean Painlevé en 1927.
Desde entonces, me quedo sin entradas. Es la marabunta. Y otro año, y otro. Cuando hace un par de años se me ocurre que hace tiempo que no voy al Sónar, sí había entradas... no me acuerdo a cuánto ascendía la friolera, pero friolera era. Este año sale a 39 euros la entrada de un día al Sónar de Día. Vale, lo de antes (unas 1.500 pesetas más o menos; no recuerdo el precio de 2002, ya en euros) tal vez no fuera popular, pero sí asequible. Ahora es un artículo de lujo para el sufrido bolsillo medio español. De ahí los 60% guiris de este año.
Y siguen creciendo, y con franquicias en Tokio, São Paulo y Ciudad del Cabo. Los festivales de música barceloneses están siendo un negocio en alza en tiempos de crisis.
Lo que cuentan del Sónar de este año:
Lana del Rey: según el País, "humanizada"; según el ABC, "fenómeno paranormal". Sigue insistiendo en que es auténtica. Oh well, whatever, never mind, que diría otro auténtico. Así acabó su concierto en el colmo de los festivales modelnillos y cool, 40 minutos en total, con cuarteto de cuerda y con ella bajándose con el público.
El toque Jurassic Park vino a cargo de New Order, ya que la competencia venía con The Cure. Presencié el destrozo de su propia obra, con y sin Joy Division, en uno de los festivales que surgieron de la burbuja y con ella explotaron, el Summercase. Esta vez, sin Peter Hook (el bajista en una banda que le da gran importancia al bajo), hacen dos conciertos y siguen masacrando a Joy Division, again. Con lo cual, va aquí una de las de New Order: su megahit (la que más encuentras por ahí...
...y eso que había vídeos de esta otra, por ejemplo, pero es difícil encontrar vídeos de conciertos con un sonido semi-decente "y" canciones enteras.)
El brasileño Amon Tobin, no precisamente un recién llegado, presentó un espectáculo de música e imágenes tridimensionales.
Con franquicia en Tokio o sin franquicia en Tokio, Japón tenía que estar, una vez más. Los japoneses siguen siendo la pera limonera. Viene una chica que se llama Salyu acompañada de su productor, un viejo conocido relativamente hablando: Cornelius. (Lo que sigue no es del Sónar.)
Hay un japonés que extrae sonidos a tubos fluorescentes. Viene con un dúo de alemanes, glubs.
Luego se ha hablado de ¡la vuelta del house! (también andamos de revival en la electrónica, parece...) Como ejemplos de house cosecha 2012, una rusa, Nina Kraviz...
y un barcelonés, John Talabot, que vino con el madrileño Pional.
Los pollos, bien también. Se han subido al dúplex, que tiene pista de despegue, como los aeropuertos.
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