miércoles, 3 de abril de 2013

Aguas mil

...en marzo: fue el mes más lluvioso desde que se registran precipitaciones en España.



Lluviosa temporada esta en la que se da una misma telefrikada por partida doble: los famosetes que se lanzan a una piscina desde un trampolín, ya sea Falete en Antena 3 o Fortu el burgalés de Obús en Telecinco (y más agua).

)

Y eso, que la primavera ha venido y hasta ahora nos ha traído: a) agua y venga agua; b) la semana santa; c) el cambio horario; y d) las gaviotas incubando futuros pollos en el terrado de enfrente.

Así como e) la moda del argot argentino, con palabras como "escrache" (a cuenta de las protestas contra los desahucios) y "corralito" (a cuenta de las barbas de nuestro vecino)...



...f) el fallecimiento de Bebo Valdés, el de Bebo y Cigala, que no sólo fue Bebo antes del Cigala (aquí, con su hijo Chucho en la película donde los reunió Fernando Trueba tras cinco años de no verse, el hijo en Cuba y el padre exiliado)...

)

...sino también mucho antes de Fernando Trueba; incluso antes de Fidel.



Y g) la astenia primaveral. De pronto, se nos llena el panorama de "discos oscuros". En primer lugar, el "disco oscuro", el número 13, de Depeche Mode (la superalegre y supersoleada banda de un tipo que ha sobrevivido a un intento de suicidio, entre otros escarceos con la parca).



Los menos oscuros Flaming Lips acaban de sacar su "disco oscuro" (este me resulta mucho más atractivo), también el número 13, con un título tan alegría de la huerta como "The Terror".



Alegría de la huerta lo han sido Delafé y las Flores Azules, hasta que él y ella se divorcian, fallece el padre de él, y todo ello ocurre en medio de la elaboración de su último álbum (el último-último si no hacen lo de Amaral, continuar juntos como banda y separados como pareja). Que de hecho son dos discos cuyas canciones tienen la misma letra, diferente música y diferente título. No me hacen olvidar la canción del verano de 1984, la verdad. Aquí un ejemplo de par de canciones, una del primer disco y otra del segundo.





Y, para variar de tanto disco oscuro, acabo con la canción estrella de mi semana santa burgalesa: la única semana santa burgalesa en la que "no" vi una sola procesión, ni siquiera tangencialmente. La lluviosa Seattle se transforma en la soleada Jamaica. Si Kurt levantara la cabeza, seguro que se echaría una sonrisilla. I'm so 'appy...



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