Y así sin darme cuenta, me encuentro con que me toca decir bye bye al país olímpico 2016, snif...
...y volver al raca-raca (raca).
Y entre tantas ocupaciones que me ocupan la vida en el país tropical abençoado por Deus e bonito por natureza (mas que beleza), se me pasa el tiempo volando y no he escrito sobre los ritmos de Inferno City, que hay vida más allá del sertanejo. De hecho, el instrumento más característico de esa ciudad que "te abraça" (o sea, te recocha) no es el acordeón sino la viola de cocho, ya que nos recochamos con recochineo.
Este que viene es un nombrado violero de cocho. Hace una música muy bonita que si la asociamos con un país, probablemente ese país no sea Brasil, pero el Mato Grosso está mucho más cerca de ese país que de la olímpica playa de Copacabana o los coqueiros de Itapoã. El título del tema es el nombre de una de las innúmeras aves que pueblan el mato.
Pues en esta ciudad donde me he abrasado y recochado en el último año, hay varios ritmos típicos: el cururu...
...el siriri, más acelerado (será el guaraná)...
...y el rasqueado o lambadão, que no sé si hay diferencia, pero lo que hay es, por ponerlo suavemente, un movimiento sexy.
En fin, cómo voy a echar de menos Inferno City, el recochamiento, el salvaje Centro Oeste, las sobredosis de sertanejo, las famosas playas matogrossenses...
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