El Vagón del Castillo sigue con sus conciertos semanales, ahora los miércoles. Cae de todo. Unos cuantos pestiñazos, entre ellos un par de grupos que casualmente versionean un tema de Burning tan llorón que ni parece Burning.
Cayó también Ñaco Goñi, a quien ya vi en Burgos al menos un par de veces. Tal vez sea una impresión, pero siempre me ha parecido que en Burgos hay una especial afición al blues. El armonicista vino con el cantante y guitarrista Stevie Zee; aquí, en una actuación en Madrid.
Esta semana se arrejuntó en el miniescenario del interior del Vagón (fuera venía un viento helado que cortaba la respiración, para variar) un grupo de siete (con sección de viento, ya que hablamos) llamado Demonio González. Empiezan con una especie de charanga pop, para continuar con una versión de "Land of 1000 Dances" que sirvió, y cómo, para romper el hielo.
De hielos ya saben algo: el cantante dice que también son "de tierras frías". Concretamente de León, ciudad con un buen historial rockero en su haber (los Cardiacos, los Flechazos, el festival Purple Weekend...)
No van tanto de mods como de rocanroleros, tienen buen sonido, chulería, actitud, y se meten al público en el bolsillo (aunque el único no leonés, un argentino, se la pasa ejerciendo de estereotipo del argentino cuentero haciendo propaganda del merchandising). Especialmente cuando hacen soul, se salen. El cantante es una mezcla de Cool Jerks y El Canto del Loco si El Canto del Loco hiciera power pop.
El repertorio no soul, pues bastante irregular; versionean a Fito y Los Fitipaldis, que, como El Canto del Loco, no son santo de mi devoción; y los que dan la gracia al grupo, los vientos, no tienen el protagonismo que debieran; llega un punto en que se van, y otro en que, en escena, se la pasan bebiendo una cerveza entre los dos. En otro momento, se va el cantante a fumar y cede su puesto al argentino y al guitarra rítmica; este último canta en una versión facsímil de "Wild Horses" que, bueno, no eran los Rolin pero fue uno de los momentos estelares del concierto.
Acaban el concierto y el turno de bises (cuatro, demasiados para mi gusto: mejor quedarse con las ganas que empacharse) con una versión acelerada de un clásico cuyo título suena a "acarachú". Este es el acarachú original:
Yo acabo moviendo mi artrosis al ritmo de los números de soul: las susodichas versiones y una canción propia, "Rock & Lola" que también repitieron en el bis (esa y otras se pueden descargar en su web.) ¡Albricias! ¡Puedo bailar! Aunque sólo sea por eso, por hacerme bailar con mi pata fantástica, el concierto de Demonio González resultó memorable.
En septiembre actúan en Berlín (y, como me pasa este verano con toda la gente que viaja aunque sea a Asturias bajo la lluvia, me da el ataque de envidia cochina.) Aquí un vídeo de los de móvil de una actuación en León.
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