Me acabo de meter en un coro de barbershop. Para más inri, de barítono: me entero, tarde, de que es la cuerda más difícil de un género realmente difícil.
Y como es realmente difícil, hay que estudiar. Y hay que concentrarse. Y entre el estudio y la concentración, llevo una temporada donde la música que oigo prácticamente se reduce a las canciones del coro. Una de ellas es la primera del vídeo que viene, que es la pera en bote de rebuscada; no es por nada pero, nena o no nena, nos sale mejor a nosotras...
Y así, no me entero de lo que va pasando.
Va pasando la guadaña, cómo no: aparte de Pepe el que se fue a Alemania, falleció el heavy de muerte muy poco rocanrol (picadura de araña). Y el desdentado que abrió Woodstock. Y cierto chansonnier universal con una filosofía a ritmo de marchinha brasileña que me mostró en Salamanca cuando la carrera: "nous avons toute la vie pour nous amuser"...
Y Mr Dabadabadá Made in Spain.
Y pasan los festivales. Primero, Eurovisión, o el mundo al revés. Noruega, el país más colista, es uno de los primeros. Irlanda, el país más ganador, es el último. Por lo que respecta a nosotros, además de que nos representó un bodrio de canción, nos resentimos de la falta de Portugal y Andorra con potenciales douze points y quedamos segundos empezando por la cola. Y la ganadora (Dinamarca, "casualmente" la favorita) pasa sin pena ni gloria.
Después pasa la parada de los indienosaurios. El no-show de este año, un setentón conocido en estos pagos por un recientemente oscarizado documental.
De la cual parada, no veo más que una de las películas que proyecta el In-Edit coincidiendo con tan magno evento: la de Adam Green (que no me gustó). Lo demás me coincide con un ensayo del coro de barbershop. Que vive en Madrid; yo vivo en Barcelona. Vamos, como lo de The Postal Service, que hicieron su celebrado único disco estando uno en Seattle y el otro en California y diez años más tarde lo tocan en el denominado "Invierno Sound" a causa del frío reinante.
El festival barcelonés sigue creciendo a base de guiris, como el FIB (no muchos españolitos se lo pueden permitir), y tooooooooooooooooooda la prensa nacional nos inunda de artículos y reportajes, como si fuera el festival de Cannes, que también pasó. Un par de ellos: el aperitivo pre-festival que nos ofreció el cocinillas musiquero del País, y esa cosa que parió Lucía Etxebarria, supuestamente escritora y musiquera (¡escribió en el Ruta 66!), tras su asistencia al festival con la acreditación por la que tuvo que "llorar, arrastrarme y suplicar" (o sea, que fue por el morro), haciendo de paso un flaco favor a la escritura musical patria. Sea celebrity literaria y consiga acreditación en virtud de su celebridad literaria, para que nos cuente que las drogas son muy malas (no exactamente en conexión con el festival que le tenía que ocupar, dada la acreditación), que las Breeders no han innovado en 20 años (precisamente, las Breeders vinieron a hacer un performing de su disco de hace 20 años) y que The Postal Service y Time Impala (sic) son divertidos y energéticos. País.
Aquí algo del apartado etno-cool, que lo hubo...
...y la hermana de Beyoncé, que también es cool y también estuvo.
Hablando de escritura musical patria, pasa que Xavi Sancho nos ha venido recientemente con otro de sus artículos con enjundia, donde reflexiona sobre la tendencia de los críticos musicales a escribir sobre lo que les gusta y consecuente sensación por parte del lector de que, recórcholes, lo que me estoy perdiendo: esta década produce más clásicos que los 60.
Y pasa también que salió el adelanto del último de Janelle Monáe, donde colabora Erykah Badu.
Y una, demasiado ocupada en antiguallas musicales como para enterarme. Por otra parte, sarna con gusto, que dicen, de un lado a otro del puente aéreo.
Para no acabar con una antigualla, aquí una banda de las de ahora que tocaron en el Primavera. Son dos hermanos, se llaman The Bots, supe de su existencia por el cocinillas musiquero del País, y demuestran que no porque uno sea negro tenga que hacer hip-hop.
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