1. Los cacareados grandes festivales de rock de los años 60 están documentados en celuloide. Primero fue "Monterey Pop", una mirada nada crítica a la venta de la moto sesentera de la paz, amor y buen rollito. Luego vino "Woodstock", donde se ve el contraste entre la gente que se cree a pies juntillas lo de la paz, amor y buen rollito y la realidad no tan bonita del desastre organizativo, zona catastrófica y tripis chungos. (Ironías de la vida: ¡termina alimentando a los asistentes el mismo ejército norteamericano contra el que protestaban!)
Hoy ponen la película dedicada al festival de la isla de Wight en 1970, dirigida por el director homenajeado en este In-Edit, Murray Lerner. La película lleva el hendrixiano título de "Message to Love". (PD Parece que haya habido eliminado de vídeos, o fotos con audio, de Hendrix cantando "Message to Love" en Wight, así como barrido de vídeos, o fotos con audio, de Hendrix cantando "Message to Love" en general. Aquí la versión de Maui en 1970, sin vídeo.)
"Message to Love"? Tururú.
La película comienza con la jipiloyez de la paz, amor y buen rollito pero va asomando la cabeza un mal, malísimo, rollito que no se va a poder obviar. Resulta que el festival es un récord de asistencia: más de 600.000 personas. Sin embargo, nos enteramos de que sólo han pagado entrada 60.000. Mientras en Woodstock la organización se rinde a la evidencia de las masas que se cuelan y declara el evento gratuito, la organización de Wight está preocupada porque cuadren los números: se les debe dinero a los artistas y pende la amenaza de que estos se nieguen a tocar si no se les paga. Con alguno de ellos, caso de Tiny Tim, permitiéndose la hipocresía de declararse a favor de que los festivales sean gratuitos siempre y cuando él reciba su paga. (Aquí no está de más recordar que festivales públicos gratuitos tipo el BAM no son realmente gratuitos: los pagamos los contribuyentes con nuestros impuestos, frecuentemente con la inestimable ayuda de patrocinadores privados, a los que patrocinar sale a cuenta. Y que el festival de Wight, como el de Woodstock, el de Monterey o el Rock in Rio, fue una iniciativa privada.)
Y en esto, aparecen masas que pretenden entrar de gorra, como en Woodstock. La obsesión por cuadrar números se traduce en la colocación de una valla de hierro protegida por policías y perros. La organización tiene la idea de dejarles entrar siempre y cuando hagan un trabajo: se les da pintura para pintar la valla. Pintan la valla... con cruces gamadas, slogans insultantes contra la policía y la organización, y un "Hendrix for Pope" para variar. Los ánimos se calientan por ambos lados. Los de detrás de la valla están liderados por un sector radical anticapitalista que, declarándose en contra de lo que ven como un "campo de concentración psicodélico", propugna que el festival ha de ser gratis porque es "de la gente". El portavoz de la organización tampoco se queda corto en sus ataques contra los radicales de lo que se llamó el "Desolation Row" por la canción de Dylan.
La cosa salpica a los propios artistas. Los que se llevan el peor marrón: Kris Kristofferson, que tiene que soportar los gritos de los radicales ("nos van a disparar", dice), y Joni Mitchell, a quien invaden el escenario, llevándose por ello un disgusto morrocotudo y pidiendo que se respete a los artistas. La organización, erre que erre; los del Desolation Row acaban tirando la valla. Al final no queda más que aceptar la cruel realidad y dejar entrar a los de fuera, pero el mal rollo ya había prendido. Por prender, hasta prendió fuego el escenario. "Message to Love"? Más bien, "The End"; aquí, cantada por un Jim Morrison con pinta de totalmente hecho polvo: este fue el último Wight hasta 2002, al papa Hendrix no le quedaría ni un mes, y a Morrison no le quedaría mucho más. (El In-Edit también ha mostrado conciertos monográficos en el festival de Wight, también bajo la dirección de Lerner. Yo ya había visto dos: el de Miles Davis en otro In-Edit, y el de Hendrix -curiosamente- en un Sónar.)
2. A Kathleen Hanna le cuadra ese dicho de mi madre: "mató un perro y le llaman la Mataperros". Kathleen Hanna mató dos perros. Perro número 1: Bikini Kill, probablemente la banda más conocida de la corriente de las "riot grrrls" de los años 90, lo cual les supone palos por un lado (las feminazis) y palos por otro lado (las vendidas, ya que los medios les prestan atención). Perro número 2: un graffiti que pintó en el cuarto de Kurt Cobain y reza, "Kurt smells like Teen Spirit", siendo Teen Spirit la marca del desodorante que usaba Tobi Vail, batería de Bikini Kill, novia de Kurt e inspiradora de varios temas del "Nevermind".
Desde entonces, a Kathleen Hanna, actualmente en la banda electropunk Le Tigre, le persiguen ambos perros, de los que está harta, especialmente de ser "la que conoció a Kurt". Y a pesar de todo, habla de ellos en la película "Who Took the Bomp? Le Tigre on Tour", que documenta la gira internacional de la banda en 2004. Le Tigre es otra vía de expresión de la militancia feminista y lesbiana de Kathleen junto con sus dos compañeras, Jo (una monísima "lesbiana de pintalabios" como Kathleen) y JD (que parece totalmente un chico, con bigote incluido, del que está tan orgullosa que lleva la palabra "mustache" tatuada: pero no le gusta que la confundan con un chico).
Es una película modesta donde las componentes hablan de ellas mismas, su visión de la vida y su lucha por la visibilidad de las lesbianas con un componente de humor. Aparecen muchas canciones en directo desde Nueva Zelanda, Japón, Alemania o Estados Unidos, entre otros países. En general, la música de Le Tigre es encantadora; suena a una mezcla de X-Ray Spex con B-52. Su puesta en escena es alegre y colorista, con mucho baile. Aquí una de las canciones del documental.
3. David Bowie se está convirtiendo en un fijo del In-Edit. Hoy ponen un documental de la BBC de 1974 llamado "Cracked Actor" que empieza cuando Bowie se carga a Ziggy Stardust en el concierto de Hammersmith y, tras una serie de personajes, acaba interpretando al que acabaría siendo The Thin White Duke.
El Duque Blanco Demacrado.
En este documental, Bowie es un esqueleto andante: está de preocupar, con una notoria, aunque no mencionada en ningún momento, adicción a la cocaína. Llega a Los Angeles, ciudad que le fascina y le intranquiliza a la vez. Comenta su afición por los "cut-ups" de Brion Gysin y William Burroughs (igualito que Genesis P-Orridge), su fijación por añadir un elemento visual a su música por medio del teatro, su afición a los trajes del kabuki, y sus personajes, especialmente Ziggy. También hablan fans, uno de los cuales desarrolla la conocida teoría según la cual Ziggy, el guitarrista zurdo que toca en un trío, se convierte en un ídolo y lo paga con su vida, es Hendrix; Bowie dice que Ziggy y sus otros personajes son facetas de su propia personalidad.
El documental muestra a Bowie, una vez más, dando argumentos por los que es, sigue siendo, una influencia en la música pop como la copa de un pino. Incluso estando cadavérico como estaba.
PD Kathleen Hanna es hetero y tiene marido.
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