lunes, 2 de junio de 2014

Un día musical

Hacía tiempo que no iba a la Ciutadella un domingo. Los domingos, la Ciutadella bulle de actividad, con eventos de vez en cuando y, sobre todo, con gente, mucha gente, disfrutando del parque, especialmente si el tiempo acompaña. Hoy, el tiempo acompañó.

Además del Primavera de gorra, había un evento para niños, que incluía un concierto (otro). Paseando por el parque, se podían ver curiosas instalaciones de madera y metal donde había palancas y pelotas y otras piezas móviles. Por ejemplo, este artilugio


consistente en un piano con teclas de colores que cuando las tocabas, se encendía la lámpara del color correspondiente (las lámparas, bajo los paraguas), y parecía que, si tocabas las teclas de colores en cierto orden, bajaba una pelota por la rampa. Cosas de esas.

Como también, una exposición de juegos de raca raca raca raca.


La memoria lúdica del raca raca. Hasta hay un juego de los típicos de puntería ambientado en la defensa de Barcelona contra les tropes ocupants raca raca raca...



...el Primavera de gorra de hoy (también hubo Primavera de gorra ayer y anteayer). El ambiente, de domingo en el parque (gente tumbada al sol, gente haciendo picnic, niños chospando, algún que otro perro) pero con concierto (lateros y lateras; ahora hay una especie que no había visto, los mojiteros, que aparecen con mojitos. La alternativa legal más cercana era o la caseta de la puerta o el puesto donde la conocida vermutera patrocinadora de los conciertos de la Ciutadella vendía vermuts con olivas, y prohibido salir del recinto del puesto con el vermut: lo cual era claramente insuficiente para el personal que allí se congregaba, propiciando el laterismo y el mojiterismo. Mal.)

Mucho sol, mucho calor, poco espacio a la sombra de los tilos (competían por el espacio las avispas, atraídas por las flores), los magnolios, los naranjos o los morales. Pero con tanta lluvia estos días, la gente tenía ganas de exponerse cual lagartos al sol mediterráneo.

El calor invitaba a la siesta, y las primeras bandas parecían contribuir al ronquido siestil: música indie del género lánguido con voz femenina sosita. La nota discordante (que hacía falta) la puso el blues ruidoso de un hombre-orquesta llamado Caustic Roll Dave.



Por lo demás, imperaban las nanas indie style, y en esto llega Hospitality, un grupo neoyorquino de tres chicos y una chica también con voz sosita pero que vienen con ritmos que distan mucho del letargo y convidan al meneo. Muy majos, la verdad.



Y a partir de Hospitality, la consigna pareció ser evitar que la gente se durmiera a la hora de la siesta. El Mark Eitzel de American Music Club tiene nueva banda, y él se dedica a salmodiar con intensidad (la asociación que me viene es Nick Cave). En un momento dado, dedica una canción a los fucking patriots; él se refiere a sus propios compatriotas, pero a mí la cosa me toca de cerca, raca raca raca. El vídeo que he encontrado es una rara concesión de la banda a ritmos más pop. (PD Lo han quitado. Aquí una salmodia.)



Luego tocaba representación brasileña, que ha habido más Brasil en el Primavera que el Caetano y el Amarante. Boogarins son de Goiânia, Culo del Mundo, Brasil, el cantante es un mulato con afro a lo Hendrix, y hacen prog-rock psicodélico con tendencia al instrumental a lo in-a-gadda-da-vida. Su música tenía más que la suficiente energía como para mantenernos despiertos a la hora de la siesta...



...pero una, que lleva el punk rock en el ADN, cambia de escenario y va a lo que ha venido, que es a las Dum Dum Girls.

Yo debo de ser el bicho raro a la que le gustan más las Dum Dum Girls garajeras que las Dum Dum Girls "adultas", pero igualmente, dado el flechazo instantáneo ("He Gets Me High"), me hizo mucha ilusión que hicieran un concierto (bueno, llamémoslo "showcase" o como se diga en español, ¿muestra?) en el Primavera de gorra. Y en el Primavera de gorra, las Dum Dum Girls no tenían un sonido fantástico que digamos (sobresalía la batería, las voces se oían poco, o al menos al principio) pero entre eso y el uso a lo bestia del eco y otros efectos (reverb, flange), la cosa sonaba a garaje, con reminiscencias de las girl groups de los primeros 60 en las melodías: o sea, cero adulto. Y yo, encantada de la vida. No se cabía de gente. Acabaron con esta:



Y ya que andamos con girl groups de los primeros 60, me acuerdo de que hay otro documental musical en los cines aparte del de Antonio Vega, y voy a verlo. El título original del documental tendría que ser "And the colored girls go, tú, turú, turú" si no fuera por lo políticamente incorrecto que es lo de "colored girls", pero si el documental coloca en los créditos de entrada la celebérrima canción de Lou Reed donde se encuentra ese verso es porque gira en torno a las colored girls que cantaban tú, turú, turú, o sea, hacían y hacen los coros a artistas de renombre. Son chicas que vienen de coros de iglesia todas ellas y que por ello han mamado el canto en coro y en armonía sin necesidad de partitura, al contrario de las chicas blancas que hacían los coros antes de la aparición del rock and roll. Las chicas que salen en la película, además, tienen una voz espectacular: Darlene Love, componente del primer coro (negro) de la era del rock and roll, The Blossoms: ya que hablamos de girl groups, graban esta y va Phil Spector y vende la canción como si la hubieran cantado las Crystals, con lo cual Darlene se coge un buen rebote...



...o Merry Clayton, a la que los Stones sacaron de la cama una noche para así, en pijama y con los rulos y su bombo de embarazada, cantar aquello de "rape, murder, is just a shot away": una ocurrencia atrevida, decir a una mujer que cante una letra que contiene la palabra "violación"...



...o Lisa Fischer, cantante con un registro muy amplio que lleva años y años haciendo los coros a los Stones (supongo que viene con ellos a Madrid); o Claudia Lennear la Ikette, entre otras.



Las chicas del coro cuentan sus historias, sus logros, sus frustraciones: varias graban en solitario pero los discos no funcionan; varias se buscan otros trabajos (Darlene limpia casas, Claudia enseña español); se cuenta la evolución de las chicas del coro en el rock, con su apogeo en los 70 y su decadencia en los 90; y se cuenta de una manera super-hiper-convencional que a ratos raya en la cursilería. Pero la película tiene el valor no desdeñable de reivindicar a gente no reivindicada que merece toda la reivindicación del mundo. Ha ganado el Oscar a mejor documental este año, y ya es un documental musical oscarizado más. Aquí el trailer.



Y ya me vale de pop rock. Me tengo que concentrar en la audición para El Mesías Participativo de este año, que por fin pillo la convocatoria, para variar. Me tengo que aprender "esta". Y decía yo de lo difícil que era el barbershop. ¿No quieres dificultad? Toma dos tazas.



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