¿Una final Holanda-España? ¿Caerá esa breva?
...básicamente ya hacía tiempo que quería confesar que mi lado multiculturalmente hortera salta jubiloso con el himno oficial del Mundial 2010 a cargo de Shakira con coros del país anfitrión.
Para que quede constancia. Los hipidos de la Shakira (al igual que los de otras hipantes del tipo Alanis Morisette o Dolores O'Riordan) son irritantes hasta morir, el modelo que lleva es de un mal gusto ídem, el ramalazo U2 es insoportable, y sobre el "Oh África" final no tengo palabras; que también quede constancia. Pero: El coro "waka waka he he la barbacoa la barbequiú" me suliveya un montón.
Irritante hasta morir está resultando el instrumento del Mundial por excelencia, no el bombo de Manolo sino la vuvuzela local. En el siguiente vídeo, véase unos locales que la tocan con estilo: (PD Lo han quitado, pero aquí va otro.)
Con o sin vuvuzela, Sudáfrica ha creado música muy linda. Aparte de la Miriam Makeba del "Pata Pata" y los Ladysmith Black Mambazo del disco de Paul Simon...
...en Sudáfrica se ha hecho una variante de jazz con mucho carácter. Aquí tenemos a Lemmy Special, que toca el pito en este tema, ejemplo de "kwela", una música alegre con preeminente silbato que se popularizó en los años 50.
En el terreno que se suele considerar jazz propiamente dicho, hay un par de músicos sudafricanos conocidos: Hugh Masekela, uno de los pocos negros que tocaron en el festival de Monterrey de 1967, además de Otis Redding y Jimi Hendrix...
... y Abdullah Ibrahim, anteriormente conocido como Dollar Brand.
Sudafricana también es probablemente la canción más irritantemente kumbayá después del kumbayá, conocida por obra y gracia del mismo Pete Seeger que nos dio a conocer el kumbayá...
... y posteriormente popificada en 1961. Aquí la versión española de la popificación, que tuvo gran éxito.
Y éste es el awímowe; originalmente, "Mbube" ("el león" en zulú), una canción del cantante y compositor Solomon Linda de 1939. La canción, que popularizó los cantos zulús y así llegamos a Ladysmith Black Mambazo los del disco de Paul Simon, aburre a las vacas de tan oída y versioneada, a pesar de lo cual el autor murió sin cobrar un duro: los derechos los tenía la discográfica, que raro. La cosa acaba en juicio, que gana la familia.
Y etc etc. O sea: que quien se quede sólo con la vuvuzela como ejemplo de dulces melodías sudafricanas no sabe lo que se pierde... Aquí otra kwela pasada por instrumentos clásicos por el cuarteto de cuerda de Soweto.
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