sábado, 24 de abril de 2010

¡A la rica salsa senegalesa!

Hace un par de posts escribí sobre mi viaje a Senegal y la música que encontré. Pero, carroza que soy, resulta que mi grupo senegalés favorito no lo descubrí in situ en el 97, porque en el 97 estaban en plena pausa...

Un poco de "historieta":

Hacia los 50, en Senegal (como también ocurriría en otros lugares del África occidental) surgió una serie de orquestas fuertemente influenciadas por bandas cubanas como la Orquesta Aragón que solían cantar en español, real o inventado: por entonces, ya había rumba congoleña, otro de los estilos musicales de ida y vuelta pasando por Cuba, lo cual también contribuyó al mejunje. El amor por los ritmos cubanos continuó en Senegal, con artistas desde el gambiano transplantado en Dakar Laba Sosseh...



...hasta los más actuales Africando, banda internacional surgida del encuentro entre un senegalés y un maliense en 1993.



Rebobinemos. En 1960 se independiza Senegal, y como ocurre cuando se independiza un país, se va forjando una música nacional a partir de lo que hay, cantada en wolof. La banda más famosa de la época se llamaba Star Band de Dakar.



La Star Band se convirtió en la madre del cordero de la música senegalesa moderna. En 1970, algunos de los componentes forman la también internacional Orchestra Baobab, llamada así por el club repijo de Dakar que se inauguró entonces y del que fueron banda residente. La orquesta se hizo muy popular con su mezcla de ritmos cubanos, africanos y norteamericanos, hasta que en 1979 aparece otra rama de la Star Band, Étoile de Dakar (el mismo nombre en francés) liderada por un chaval que se convirtió en el ídolo de las nenas: el cantante del vídeo anterior, un tal Youssou N'Dour. El carisma del chico, unido al énfasis en el elemento wolof de la música (lo que da origen al mbalax), le pone la puntilla a la Baobab, que, tras una desafortunada gira en Francia, se disuelve en 1987.

Y, vale, la gente chupiguays se quedará con la copla de que los occidentales somos unos cerdos colonizadores aprovechados, pero de no ser por el británico Nick Gold (el que montó Buena Vista Social Club), el mundo hubiera perdido para todos los siempres una banda fantástica y, particularmente, un guitarrista sensacional: el togolés Barthélémy Attiso, que se hizo abogado tras la separación de la Baobab. En 2001, Gold oye un disco de 1982 y se las arregla para volver a juntar a la Baobab y hacer de ellos el Buena Vista Social Club africano; en 2002 hacen su primer disco en 20 años, una revisión de viejos temas, producido (ironías de la vida) por el causante de su separación, Youssou N'Dour.

Aquí uno de los temas del disco: una versión de un clásico cubano (en español de aquella manera, como manda la tradición).



Y aquí están ellos, en directo desde Crozon (la Bretaña francesa) en 2003. El saxofonista, Issa Cissoko, es un espectáculo. Qué fantástico que hayan vuelto.



3 comentarios:

  1. No sé por qué derroteros irán a dia de hoy las investigaciones sobre genética y antropología, pero yo me quedo con aquello que se decía hace ya algunos años de que todos descendemos de un antepasado común, la famosa Lucy, que provenía del continente africano. Siento que la teoría se confirma cada vez que escucho salsa africana (expresión que, según como se mire, es un oxímoron).

    Yo soy aquel que, sabiendo que compartes conmigo este estremecimiento íntimo de los genes(y tantos otros) quiso invitarte al concierto de la Baobab en Badalona hace unos dos años. Pero tú no pudiste venir. Bueno, no importa. Que sepas que lo tenemos pendiente para la próxima vez que se acerquen por aquí.

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  2. Oxímoron??? A mí me parece pleonasmo...

    ...esperemos que haya una próxima.

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  3. ¡Si, si, perdón, es un pleonasmo! Y yo un torpe...

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