domingo, 10 de julio de 2011

De viajes y libros

Salió ayer en las noticias: el 48% de españoles no ha ido al extranjero, el 15% no ha salido de su comunidad autónoma, y el 10% no ha salido de su provincia. Es muy fuerte.

Yo este año, que "vuelvo a mi hogar" como Mike Rivers volvía a Granada...



...recuerdo otros viajes a lugares pelín diferentes. Es impepinable: los encierros de San Fermín me recuerdan un camino de Santiago en Navarra en sanfermines: aquel donde por oscuros misterios del inconsciente me vino a la cabeza el jingle del PP.

Pues en Burgos de postoperatorio, estoy leyendo varios libros. El actual que no es del monotema es "Un año en la Provenza", que me regalaron los compañeros de trabajo, sector material online. Comparto lo de la sarta de lugares comunes que dice el bloguero del enlace anterior, pero es lectura ligera para llevar a rehabilitación y te ríes de vez en cuando. Da la impresión que los provenzales son tan como nosotros que llaman a la cuenta de un restaurante "la douloureuse". Impresión que tuve en la Camarga (justo al lado de la Provenza), en el mismo interrail en cuya banda sonora dominaban aquella de Ofra Haza y cierta canción de Salt-N-Pepa con mondegreen particular: en lugar de "push it", cantábamos una palabra más sexualmente explícita de pronunciación similar...



El monotema en realidad son dos: el A (la música) y el acompañante B (las adicciones). Leí las memorias de Cherie Currie en las que se basa la película de las Runaways de aquella manera; el libro y la película cuentan cosas bien diferentes (por ejemplo, Cherie no tuvo ningún remilgo con la letra de "Cherry Bomb"). Ella hizo algo más que cantar en las Runaways y tallar con una motosierra, aunque su creciente adicción a la cocaína y después al crack echó a perder una carrera como actriz y cantante en solitario (o con su hermana gemela).



Tampoco refleja la película lo dramática que fue su vida. Por ejemplo, su primera experiencia sexual: fue violada por el novio de su hermana gemela. Y hubo más historias feas, demasiado feas para contar en una película de Hollywood con la chica de la saga Crepúsculo y una antigua niña prodigio como protagonistas. El libro, tan brutal como mediocre es la película, es particularmente ilustrativo a la hora de describir la adicción: el tomar para paliar situaciones intolerables, la fase de negación, el "yo controlo", el "me estoy quitando, me estoy quitando, solamente me pongo de vez en cuando" que decían Tabletom y luego Extremoduro, el momento en que se toca fondo, la conciencia de que se ha tocado fondo... Lo dicho: tremendo.



El siguiente libro sobre el monotema, el A y el B, es, para variar, en español: "Una semana en el motor de un autobús: La historia del disco que casi acaba con Los Planetas" (que vuelvo a Granada).

Como alguien escribió por ahí, el subtítulo no es del todo exacto. "Una semana...", de 1998, es el disco que consolidó a los Planetas como banda y les aupó a la categoría de hitos de toda una generación: vamos, el "Nevermind" español, a juzgar por las alabanzas de que ha sido objeto. Y sin embargo, la historia empieza mal fatal, con un desastroso viaje a Dinamarca y la banda destartalada. El guitarrista, Florent, se pasa del límite de tanto vivir al límite, aquello tan auténtico y tan rocanrol que propugnaban los Planetas: vale, el lector puede deducir que Florent no iba "al polígono" precisamente a por hachís (la droga que se asocia con "el polígono" la primera vez que se menciona en el libro), pero la palabra "heroína" no aparece hasta la página 71 de un libro de 185 páginas. La bajista, May, se va: cree que lo de "experimentar cosas nuevas" (eufemismo por "tomar drogas") para fomentar la creatividad es de "catetos". Al batería lo echan, y entra el de Lagartija Nick, en los Planetas hasta la fecha. J, el cantante y líder, mientras afronta sus dilemas sobre la profesionalidad, el arte y el exceso, se emperra en sacar el disco como sea: le da cargo de conciencia hacerlo sin Florent, el otro propietario de la marca Planetas, y aun así se busca un sustituto (Banin, también en la formación actual) mientras el manager le lleva a Madrid a desintoxicarse. De la heroína, no de las drogas: Florent aparece más tarde tomando éxtasis en Nueva York, donde finalmente graban el disco. Los otros, tanto quejarse de Florent (especialmente J), tampoco son ángeles: el bajista escocés que entra se asombra de lo toxicómanos que son, palabra que quedó en "toxicosmos" debido a su español limitado y que dio título a una de las canciones más sobresalientes del disco.



La gestación del disco se desarrolla entre malos rollos, ninguneos a miembros del grupo (de ahí que, por ejemplo, el escocés ya no quiera saber nada de los Planetas), tensiones con la discográfica, RCA, que pide una maqueta de todo el disco ya que salió escaldada con el disco anterior, "Pop", donde la discográfica dio el OK basándose en una maqueta con sólo cinco canciones y el resultado final no quedó a la altura; ante lo cual, J, como buen indie, echa pestes de la discográfica, una multinacional mala malísima, aunque los Planetas grabaron y siguieron grabando con la mala malísima multinacional: ayyyyy, cómo me suena esto...


El autor, el periodista de Rock de Lux Nando Cruz, lo cuenta con un lenguaje coloquial a veces de un chachi-colegui-guay que rechina; pero detrás de ello hay un trabajazo de investigación tremebundo (considerando que los protagonistas, o al menos algunos, andaban demasiado perjudicados para recordar), del que se concluye que el disco, lejos de ser la historia de ficción que se supone (chica deja chico, chico está hecho polvo, se consuela con drogas, toca fondo y se levanta), está basado en los acontecimientos y sentimientos, bastante reales, que lo han generado.

Desde luego, Cruz no me ha hecho fan de los Planetas, ni tampoco es su objetivo hacer apostolado. Sigo viendo su música demasiado derivativa como para que me interese realmente; incluso sus incursiones en el flamenco suenan a lo que han hecho toda la vida: música para tomar drogas para hacer música para tomar drogas, como dirían Spacemen 3, uno de sus grupos de cabecera.



Ahora bien, "parecidos razonables" aparte (el conocido caso del single "Segundo premio" y la canción de Étienne Daho "Promesses", con un riff parecido al final de "We Will Rock You", añadiría yo)...





...hay buenos temas. En concreto, me he quedado con una canción: su "Me estoy quitando" particular.



Nando Cruz no deja de ser un fan; sin embargo, hay en su narración la distancia necesaria para relatar sin maniqueísmos lo bueno y lo no tan bueno. Precisamente esa distancia es lo que le falta a "Lady Gaga: Behind the Fame", una hagiografía mala hasta decir basta con la lechuga del corta y pega de citas de la Monstrua entre col (Lady Gaga es muy inteligente), col (Lady Gaga sabe hacer uso de los medios de comunicación) y más col (Lady Gaga se toma su arte en serio). Como el post me está saliendo larguísimo una vez más (seré breve, ji ji, ja ja), aquí una cita de la que aspira a ser "la Warhol femenina" (sic) dividida en dos partes: Parte 1: "Lo que hago es performance art". Un amigo especialista en la forma de arte que se conoce como performance (por ejemplo, lo que hacía Yoko Ono antes de conocer a John Lennon) (PD No había música de ningún tipo en esta performance)...



...dice (y el Rolling Stone español corrobora) que Lady Gaga es una copiona. No se refiere precisamente a los "parecidos razonables" musicales, sino al famoso vestido de carne (que se ha expuesto en el museo del rock de Cleveland)...


...y a otro vestido de carne que hizo la artista checo-canadiense Jana Sterbak en 1987.


Parte 2: "Es música pop pensada para el Louvre".

¿Mandeeeeeee?

En el último disco, Gaga amplía su repertorio de idiomas; su canción semi en español tiene probablemente los acentos peor colocados desde el uniformé y el idoló de las pequeñás chicas de colegio.



¿Esto en el Louvre??!! Ni en el eBent, ni en el museo de Atapuerca. No, gracias.



Uy, sí. También tomó drogas. Tuvo una temporada cocainómana emulando a sus idolós, y anunció en Glastonbury que había tomado tripis desnuda en festivales. Pues vale. Para contrarrestar tanta hagiografía, Gays Against Gaga.

Total, que al final vuelvo a Granada y a las noticias: salió a subasta la partitura original de "Recuerdos de la Alhambra", tema que cantó Mike Rivers en su etapa andalucista, que la tuvo. Y nadie se la llevó, la partitura. No hay pela.





2 comentarios:

  1. Pero a lady gaga le salio MUCHO mejor ! FRACASADO has algo con tu vida este blog nadien lo vee !!

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  2. Qué bien. Tengo trolls, lo cual quiere decir que no soy un fracasado.

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